martes, 17 de octubre de 2017

Medalla Dickin. Héroes del mundo animal (PARTE 1)

Medalla Dickin


No todos los héroes llevan capa, ni tienen superpoderes. Lo héroes existen, y han existido siempre, en el mundo real. Me refiero a seres vivos que han puesto en riesgo su vida, en ocasiones incluso perdiéndola, por salvar la de otros seres vivos. Seres vivos que no dudaron en enfrentarse a la muerte, con valor, por salvar otra vida, muchas veces cientos de ellas, miles… Hay héroes en todos lados, y en todos los momentos de la historia. Ejemplos de héroes son el bombero que salva a una familia de morir quemados, o el socorrista que realiza el “boca a boca” a una persona, librándola de morir ahogada. Otros héroes se forjan en el campo de batalla. Si quieres mi opinión personal: ojalá no existieran, ni hubiesen existido jamás, las guerras. No sirven más que para hacer más poderosos a los poderosos, y más desgraciados a los desgraciados; para crear caos, destrucción, aniquilación; para generar odio, muertes, familias rotas, niños huérfanos, violaciones… Todo por el poder, por el dinero. Pero, dejando de lado lo inhumano de las guerras, dentro de tanto caos hay quien emerge plantándole cara y provocando todo lo contrario: la supervivencia, la salvación, la esperanza. Hablo de esos héroes que ponen en riesgo su vida para salvar la de los demás. Ordo Ab Chao (“Orden al Caos” o “El orden desde el Caos”).

Te habrás percatado de que, al principio del texto, me referí a esos héroes como “seres vivos”, y no como “personas”. Y es que en esta ocasión voy a centrarme en mis queridos amigos: los animales. Porque también ellos son héroes. Así lo han demostrado y así les ha sido reconocido en numerosas ocasiones. Uno de esos reconocimientos, el mayor si cabe, es la otorgación de la Medalla Dickin.



MEDALLA DICKIN

La Medalla Dickin es una condecoración otorgada a ciertos animales por acciones que han salvado vidas. Empezó a entregarse a partir de 1943, a animales que participaron en conflictos bélicos, como la Segunda Guerra Mundial

Esta medalla está considerada como un equivalente a la Cruz de Victoria, otorgada a militares de las Fuerzas Armadas  de la Commonwealth. El alcalde de Londres es el encargado de realizar el acto de entrega y presentación. 

La idea fue de la londinense  Maria Elisabeth Dickin “Mia”  (nacida el 22 septiembre 1870 a 1 marzo 1951), pionera en la búsqueda del bienestar de los animales, y que en 1917 fundó  la PDSA (Sanatorio popular para animales enfermos).

En octubre de 2015, se colocó una placa conmemorativa en su honor en el lugar de nacimiento de Dickin,  (41 Cassland Road, Hackney).



ANTECEDENTES: CHER AMI

A pesar de que, como he mencionado, la medalla Dickin comenzó a otorgarse en 1943, no fue la primera condecoración entregada a un animal por sus acciones en el campo de batalla. 

Es el caso de la paloma Cher Ami (“querido amigo”, en francés), a la que Francia galardonó con la Cruz de Guerra por salvar la vida a poco más de 190 soldados en la batalla del Argonne (1918).

El 4 de octubre de 1918, el mayor Charles Whittlesey había quedado atrapado con sus hombres tras la línea enemiga sin munición ni comida. El día anterior eran unos quinientos soldados, de los cuales apenas quedaban con vida unos doscientos. Por si no fuera suficiente con estar rodeados por los alemanes, Whittlesey y sus soldados también recibían fuego amigo por parte de los aliados, que desconocían su posición.

En medio de semejante tragedia, el mayor decidió enviar un mensaje mediante una paloma mensajera. El mensaje decía: “Muchos heridos. No podemos evacuar”. Pero la paloma fue abatida al instante. Una segunda paloma emprendió tan importante misión, esta vez con el mensaje: “Los hombres están sufriendo. ¿Pueden enviar apoyo?” Por desgracia, también esta paloma encontró la muerte a causa de un certero disparo. La situación se complicaba, pero no era momento de rendirse. Había que seguir intentándolo. Solo quedaba una paloma, una oportunidad, una “última bala”. A aquellos hombres solo les quedaba la opción de jugárselo todo a una única carta. Su vida dependía del éxito en la misión aquel pequeño animal. 

Cher Ami llevaba atado en su pata izquierda un recipiente que contenía una nota con el siguiente texto:

“Estamos junto a la carretera paralelo 276,4. Nuestra propia artillería está lanzando un bombardeo directamente sobre nosotros. ¡Por el amor de Dios, deténgalo!”

La paloma emprendió el vuelo, decidida a llegar su destino, como si supiera que de ella dependía la vida de aquellos hombres. Los alemanes no tardaron en divisar a la nueva mensajera. Abrieron fuego contra ella como si no hubiera un mañana. Cher Ami voló mientras una miríada de balas pasaban fugaces a su alrededor. Finalmente fue abatida por impacto de una de ellas. Pasaron unos instantes, que al mayor y a sus hombres les debieron parecer eternos, hasta que Cher Ami sacó el coraje necesario para incorporarse y retomar de nuevo el vuelo. Nada ni nadie la iba a detener. Tenía una misión que cumplir, y muchas vidas dependían de ello. Regresó hasta su palomar, situado a 32 km de allí. Realizó el recorrido en 25 minutos, logrando así entregar el mensaje y salvando la vida de los 194 hombres que seguían con vida.

Cher Ami cumplió su misión cubierta en sangre, pese haber recibido un disparo en el pecho, haber perdido un ojo, y tener una pata colgando sosteniéndose colgando de un tendón. El personal médico del ejército hizo todo lo posible por salvarle la vida, y lo consiguió, pero no pudieron hacer nada por su pata, así que le hicieron una de madera.

Cher Ami exhibida en el Instituto Smithsoniano

Por su valor, Cher Ami se convirtió en una auténtica heroína para la 77ª División de Infantería. Cuando se hubo recuperado lo suficiente, fue enviada a Estados Unidos. El mismísimo general John J. Pershing fue a despedir en persona a la valiente paloma.

A su regreso a Estado Unidos, Cher Ami fue galardonada –como ya se ha comentado anteriormente– con la Cruz de Guerra. También recibió una medalla de oro por parte de Organized Bodies of American Racing Pigeon Fanciers, en reconocimiento a su labor excepcional durante la Primera Guerra Mundial. Finalmente su vida se apagó el 13 de junio de 1919, en Fort Monmouth, Nueva Jersey, a causa de sus heridas de guerra. En 1931 fue incluida en el Salón de la Fama de Palomas de Carreras. Su cuerpo fue disecado y actualmente está expuesto en el Smithsonian Institution.


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Y hasta aquí esta primera parte. En la siguiente entrega conoceremos algunas historias de estos peculiares héroes. Os contaré cómo salvaron las vidas de muchas personas y cómo les fue reconocido.

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