domingo, 23 de agosto de 2015

Futility: Presagio del hundimiento del Titanic



En 1898, 14 años antes del hundimiento del Titanic, Morgan Robertson, oficial estadounidense de la marinamercante, escribió una novela llamada Futility, or the Wreck of the Titan (Futilidad, o el naufragio del Titán), en la cual se relataban hechos que guardaban asombrosos (a la par que inquietantes) parecidos con el hundimiento del Titanic. Muchos son los detalles, mencionados en la novela de Robertson, que se asemejan a ese otro suceso real. Veamos algunas de esas similitudes.

· Lo primero que llama la atención es el nombre del barco: Titán. Este ya es de por sí un dato llamativo, por su parecido con el de Titanic.

· Tanto el Titán como el RMS Titanic pertenecían a empresas navieras británicas con sede en Liverpool, y con oficinas en Estados Unidos.

· Ambos iniciaron su fatídico viaje en abril.

· Según la novela de Morgan Robertson, el Titán era “el barco más grande del mundo que surcara los mares”. Como es sabido, el Titanic fue considerado como tal.

· Ambos contaban a bordo con una potente estación de telegrafía.

· Los dos se hundieron al chocar contra un iceberg mientras cruzaban el Atlántico.

· El Titán contaba con dos bandas de música y dos orquestas para entretener a los pasajeros. En el Titanic había una sola orquesta, pero esta tocaba en dos grupos musicales, por lo que también existe gran similitud.

· Eslora del Titán: 245 metros. Eslora del Titanic: 269 m.

· Ya sabemos que el Titanic no estaba equipado con botes salvavidas suficientes para todo el mundo, contando tan solo con capacidad para albergar a la mitad de los pasajeros. Morgan Robertson fue más cuidadoso con la seguridad de su barco ficticio Titán, en el que había mayor número de botes, pero, eso sí, el mínimo exigido por ley.

· En el Titanic se construyeron 16 compartimentos estancos automáticos, para evitar el hundimiento en caso de brecha. El titán utilizaba ese mismo sistema en sus 19 compartimentos.

· 2.223 pasajeros embarcaron en el Titanic, en comparación con los 2.000 que iban a bordo del Titán, en la novela de Robertson.

· Como dato semianecdótico: Futility, or the Wreck of the Titan fue escrita por el estadounidense Morgan Robertson, y el Titánic fue financiado por el también estadounidense J. P. Morgan. Esto ya es rebuscar demasiado, pero he creído curioso añadirlo.


Como ves, la novela de Morgan Robertson coincide misteriosamente en muchos detalles conel suceso del Titanic, y en otros se acerca de manera asombrosa. Podemos resumir todo este amasijo de datos de la siguiente manera, para sacar de ello la idea principal:

Un señor escribe una novela, en la que un barco llamado Titán, que es el más grande del mundo, se hunde al chocar contra un iceberg, mientras atraviesa el Atlántico, y todo esto 14 años antes de que al Titanic le suceda algo exageradamente parecido. Con prácticamente el mismo número de pasajeros, tripulación, similares características del buque… Extraño, ¿no? No creo en temas sobrenaturales, por lo que lo achaco a una muy llamativa casualidad, digna de ser mencionada en mi blog.


Pero ahora que recuerdo, ¿qué otra casualidad tiene relación con Morgan Robertson? Hay más. Esto no se queda aquí, querido lector. Y es que este señor escribió otra novela, en 1914, llamada Más allá del espectro, en la que predecía una futura guerra entre Estados Unidos y Japón, donde se describe un ataque furtivo de los japoneses. ¿Sería la novela un presagio del ataque a Pearl Harbor? Tampoco lo creo, pero tengo que reconocer que pone a prueba mi sensatez.







 

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jueves, 20 de agosto de 2015

Entrevista a Samuel Cerro Almodóvar autor del increíble ’25 cosas que no sabías de la historia’

Paso a transcribir la entrevista que Falsaria me hizo en abril, referente a mi libro 25 cosas que no sabías de la historia.


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¿Sabías que Drácula existió en realidad y que fue más sanguinario que el personaje de ficción o que el Diluvio Universal está presente en multitud de culturas del mundo? ¿Has pensando alguna vez que los Reyes Magos no fueron tres y que ni siquiera eran reyes, incluso que los vikingos descubrieron América 500 años antes que Colón? Estos y muchos episodios ocultos de la historia han sido recopilados en 25 cosas que no sabías de la historia, una edición de colección por el minucioso y fantástico trabajo de Samuel Cerro Almodóvar para dar con un libro de historia que se lee con la ansiedad de un thriller.

En base a esa curiosidad propia de los que amamos las lecturas raras, hemos tenido la suerte de poder reunirnos con Samuel Cerro Almodóvar, el padre de la criatura, y conversar sobre 25 cosas que no sabías de la historia, literatura y la pasión por la historia.



Hola Samuel, para comenzar ¿Puedes contarnos qué encontrará el lector al leer 25 cosas que no sabías de la historia?

Al leer mi libro, el lector va a encontrar todo tipo de datos muy curiosos. En general son datos desconocidos, pero relacionados con personajes o sucesos históricos que sí conocemos. Esa es, precisamente, la fórmula utilizada en el libro para captar la atención del lector, consiguiendo despertar su curiosidad.



Debo confesar que es uno de los libros más curiosos que me tocó reseñar y tenía bastante ansiedad en conocer al autor ¿Por qué escribir sobre cosas curiosas o insólitas? ¿Qué te llevó a apasionarte sobre temas tan diversos?

Desde muy pequeño ya mostraba gran interés por la historia y, sobre todo, por sus curiosidades y misterios. Esa pasión se ha ido potenciando con los años, y ahora no hay día en el que no me nutra de esa temática. Hacía tiempo que me picaba el gusanillo de la escritura, pero no sabía sobre qué escribir, ni tampoco creía tener un nivel adecuado para emprender tal hazaña, así que decidí escribir sobre aquello que más me gustaba y de lo que podría tener algo que contar.



Comentas con humildad que no eres historiador y sin embargo, una de las cosas que primero me llamó la atención es la rigurosidad de lo que cuentas ¿Seguro que no eres escritor? (risas). No, enserio ¿Cómo has llegado a recopilar semejante información? ¿De dónde sale?

Sobre gran parte de los temas he ido aprendiendo a lo largo de los años, debido a mi “vicio” por conocer este tipo de curiosidades. Sí es cierto que para escribir la obra he tenido que consultar fechas, nombres y demás datos específicos. Mucha información ha salido de las hemerotecas. Casi todos los días consulto periódicos antiguos en busca de información interesante, y cuando encuentro algo tan solo tengo que indagar más sobre este tema. Como es lógico, parte de la información la he obtenido de historiadores antiguos, como Heródoto o Apolodoro. Se podría decir que es un conjunto de todo lo que he ido aprendiendo en libros, conferencias, radio, blogs, revistas…



En el prólogo le adviertes al lector que se asombrará con muchos de los datos que allí comentas (¡lo cual es exacto!). Sin embargo, me quedé pensando que 25 cosas que no sabías de la historia, es, además, ideal para aquellos escritores en busca de datos increíbles y poco conocidos para novelar ¿Coincides conmigo?

Estoy completamente de acuerdo contigo. De hecho, ya existen novelas sobre algunos de los temas que trato. Y puede que, en un futuro próximo, yo mismo haga uso de una de las historias del libro para escribir mi primera novela.



Volviendo a una de las preguntas anterior, me resultó fascinante cómo trasmites la información. Escribir un libro de historia o divulgación puede llegar a ser, para el lector, un fastidio, sin embargo 25 cosas que no sabías de la historia es ameno y por momentos logras una tensión narrativa que ni los mejores novelistas logran ¿Es una técnica buscada? ¿Cómo filtraste tanta información para dar con una trama casi ficcional?

Sí que ha sido mi intención, desde el principio, tratar de crear una lectura amena. Quería llegar a un público genérico, que no se agobiase y/o aburriese con un exceso de datos y tecnicismos. Para ello debía tratar temas muy diversos y no extenderme demasiado en cada uno de ellos. Lo que pretendía era llamar la atención y despertar la curiosidad del lector. Los temas son por sí mismos dignos de una obra de ficción, así que no he tenido que maquillarlos en absoluto. Escoger las historias adecuadas me ha facilitado mucho las cosas a la hora de escribir.



Algunas de las historias son realmente increíbles, en lo personal me apasionaron El ataque de los muertos: Los zombis que hicieron huir a los nazis y Alicia en el país de las maravillas: Matemáticas ocultas, parecen historias sacadas de películas de Hollywood ¿Cuál es tu preferida? ¿Cuál te hace sentir más orgulloso?

Me gustan especialmente Origen de nuestro calendario y Origen de los Reyes Magos, porque se muestran muchos datos evidentes que están ahí, y que nadie se cuestiona, pasándolos por alto. Referente a Alicia en el país de las maravillas: Matemáticas ocultas, quisiera decir que, aunque es un tema apasionante y muy curioso, estuve a punto de excluirlo. No me siento del todo cómodo dando buena publicidad a Lewis Carroll. El motivo que me lleva a pensar así es su más que supuesta tendencia pederasta. Él, además de profesor de matemáticas, era aficionado a la fotografía. Sus modelos o musas eran niñas de corta edad, que posaban en ocasiones desnudas o semidesnudas, con poses insinuantes. Una de ellas fue Alice Liddel, una niña mendiga que le inspiró para escribir su conocida obra. Hay un debate eterno acerca de si era pederasta o simple amante de las niñas a modo artístico. Pienso que hay que separar su vida privada de su obra, por lo que finalmente me decidí a incluirle en mi libro.



¿Crees que hoy, como Ponce de León en su momento, se sigue buscando la Fuente de la eterna juventud?

¡Claro! No hay más que salir a la calle para verlo. Hay Botox y silicona por todos lados.



¿Por qué, pese a todo, la historia sigue siendo tan apasionante?

Porque nunca dejamos de descubrir cosas nuevas. Y eso seguirá siendo así. Quedan muchos misterios por descubrir y muchos de los que se han descubierto son desconocidos para la mayoría de la gente. Es un aprendizaje continuo. Y cuando creemos que lo sabemos todo sobre algo, resulta que no era así, y hay que reescribir la historia.



¿Cómo fue el proceso creativo de 25 cosas que no sabías de la historia? ¿Cuánto tardaste?

Empecé publicando algunos temas interesantes en Facebook. Como vi que tenían muy buena acogida decidí expresarme una forma más seria, recopilando temas e información y uniéndolo todo en un libro. No sé cuánto ha durado el proceso, porque ya tenía mucha información y mucha de ella ya la tenía escrita. Desde que decido realizar el proyecto hasta que lo finalizo, puede que transcurrieran unos dos meses. He tenido que hacerlo en mis ratos libres, ya que dedico gran parte de mi tiempo a estudiar.



¿Tienes pensando seguir con la saga?

Sí, pero no ahora. Se quedaron muchos temas fuera. Pero tendrá que ponerse a la cola, ya que tengo otros proyectos en mente.



¿Podrías adelantarnos, brevemente, algún misterio o acontecimiento histórico en el que estés trabajando?

Pues, como he comentado, ahora mismo hay en mi cabeza dos opciones. Pienso sacar adelante las dos, y de las dos tengo prácticamente toda la información necesaria para comenzar, pero necesito decidirme por una. Solo puedo decir que uno de esos proyectos será una novela, basada en un tema de 25 cosas que no sabías de la historia, y que el otro será un libro de curiosidades, pero centrado en una sola temática. Tanto uno como el otro van a dejar asombrado a más de un lector.



¿Deseas agregar algo más?

Tan solo quisiera agradecer, enormemente, la molestia que se ha tomado mucha gente en comprar mi libro y leerlo. Espero que les haya gustado, y pido disculpas a quien no le haya entusiasmado (prometo hacerlo mejor). Además, animo a quien no lo hay leído a que lo haga. Un abrazo para todos/as.

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sábado, 15 de agosto de 2015

El asunto Lefevre: La misteriosa muerte del inglés



Hoy quiero escribir sobre una historia poco o nada conocida. Se trata de un asunto sin relevancia en la Historia, pero que en su momento hizo correr ríos de tinta. Muchos fueron los periódicos que se hicieron eco de este suceso, y que siguieron muy de cerca los avances o noticias que de este surgían.

Se trata de la misteriosa muerte de un súbdito inglés, llamado Evans Lefevre, que en 1922 residía en Madrid, donde murió en extrañas circunstancias. En esta historia, digna de ser transmitida a través de una novela, convergen varios elementos que la dotan de misterio: una hermosa princesa, un oportuno seguro de vida, espías y un posible crimen.


La princesa

¿Janina Choukoufka? o ¿Nadia Winchar? No se ponen de acuerdo las fuentes en el verdadero nombre de la princesa. Parece ser que en algunos círculos se hacía llamar Janina y en otros Nadia. Este dato aporta algo más de misterio e intriga a nuestra historia.

Llegó por primera vez a Madrid antes de la primera Guerra Mundial. Era una hermosa y elegante mujer rubia que se instaló en el emblemático y lujoso Hotel Ritz. Durante sus primeros días en Madrid llamó mucho la atención. Vivía lujosamente y rápidamente se dio a conocer en Madrid entre las personas de la más alta sociedad y los personajes más importantes.

Fue motivo de muchas conversaciones, algunas de ellas provocadas por el aura de misterio que envolvía a la princesa. Se desconocía su pasado. Tan solo era sabido que estaba casada con un multimillonario judío, con el que contrajo matrimonio cuando ella tenía dieciocho años y él ochenta. Todo el mundo la conocía en Madrid por el supuesto nombre de Janine Choukoufka, esposa de Wiszniewska y princesa polaca.

La princesa dio en el Ritz algunas fiestas por todo lo alto e invitó a comer a muchas personas significativas del momento. Por su mesa desfilaron altos personajes de nuestra política, artistas, banqueros, aristócratas… En diferentes ocasiones fueron invitados, por la princesa polaca, personalidades tan importantes como el conde de Romanones, el marqués de Alhucemas y don Amalio Gimeno.

El don de gentes, la suprema distinción y el refinamiento de la Princesa Janine (o Nadia) cautivaron a cuantos la trataron, pero un día la princesa desapareció y no se supo nada más de ella en Madrid. 

Pasaron los días y la gente se preguntaba:

- ¿Qué habrá sido de la princesa Janine?


Vuelve la princesa

Un día, a finales de 1921, vuelve a aparecer en Madrid la princesa polaca, la hermosa dama rubia, que por aquel entonces se instala en la Avenida de la Plaza de Toros, en la casa número 2, que hacía esquina a la calle de Alcalá, edificio de nueva construcción y cuyos alquileres corresponden a los que puede pagar la clase media acomodada, puesto que oscilaban entre 200 y 300 pesetas de aquella época. No vivió, en este segundo periodo, con gran ostentación. Esta vez llegó sola, viuda y sin dinero. ¿Qué les había sucedido a su marido y a su fortuna?

En este periodo de su vida ya no despertó gran curiosidad. Al menos hasta el suceso que nos atañe.


Evans Lefevre

La víctima. Vivía en la calle de Alcalá núm. 121 (Madrid), en una casa de huéspedes. Tenía treinta y cinco años cuando murió. En Londres trabajaba como radiotelegrafista. Su padre era un millonario canadiense que residía en su país natal. Como es frecuente en las familias extranjeras, el joven Evans recorría Europa con la intención de conocer a sus gentes y su cultura. Decidió emprender esta aventura por su cuenta, buscándose la vida y sin mayor apoyo económico de su familia que el estrictamente necesario. Durante su estancia en España, Evans fue originando importantes deudas. Uno de sus acreedores era la princesa polaca, Janine.


El seguro de vida

Uno de los elementos claves en toda esta historia.

Evans figuraba como titular de un seguro de vida a favor de la princesa polaca, en una sociedad de seguros de Madrid: La Unión y El Fénix Español.

El seguro consistía en el derecho de la princesa polaca al cobro de una prima, de 50.000 pesetas, a la muerte del joven Evans Lefevre.

La propia princesa fue quien comenzó las diligencias para contratar el seguro de vida. Ella intentó hacerlo solo por tres meses pero le fue denegada la propuesta.

Pero, paremos un poco a pensar. Esto cada vez pinta peor. ¿Una acreedora realiza un seguro de vida a su deudor? ¿Un seguro en el que ella aparece como beneficiaria? Y todo eso, ¿poco antes de que el susodicho deudor fallezca en extrañas circunstancias?

El caso es que Lefevre pagó el primer trimestre pero se negó a pagar el siguiente. La princesa se hizo cargo de ese pago, por lo que queda de manifiesto el interés de esta porque no caducara la póliza. Días después murió Evans Lefevre.


La muerte del inglés

A principios de mayo de 1922, la princesa polaca se presentó en un Sanatorio inmediato a la calle de Diego de León (Sanatorio del Rosario), solicitando la asistencia de un enfermero para asistir a una persona que estaba postrada en la cama.

No se le pudo facilitar el enfermero, pero se prestó a asistir al paciente un estudiante interno de Medicina que prestaba sus servicios en el Sanatorio.

- ¿Qué tiene el enfermo? – Preguntó el estudiante.
- El tétanos – Afirmó ella con toda seguridad.

(La muerte por tétanos es horrible, y seguramente es de los casos de muerte más espantosos que registra la medicina, y desde luego, sus síntomas, con grandes contracturas, son inconfundibles).

Llegó el estudiante a la calle de Alcalá y vio al huésped de la casa número 121, Evans Lefevre. El inglés aseguraba que se moría, quejándose de violentos dolores en el vientre.

Aquella misma noche murió Mr. Evans Lefevre. El alumno salió a dar la noticia a la señora y a un médico que acompañaba a esta en aquel momento. Los dos abandonaron la casa y el alumno se quedó solo con el cadáver hasta las cuatro de la mañana, hora en la que volvió el médico diciendo que él había certificado la muerte del enfermo y que todo estaba arreglado para el entierro, que se celebraría a las 8:00, cosa que en efecto sucedió.

El alumno, durante todo el tiempo que permaneció solo en la casa, examinó escrupulosamente el cadáver y no encontró ninguna herida por donde hubiera podido penetrar la infección tetánica. Además, el enfermo no había mostrado contracturas, se encontraba muy dolorido pero lúcido y desde luego no padecía el tétanos. ¿De qué había muerto entonces aquel pobre hombre?


La denuncia y la actitud de la princesa

El alumno, en vista de lo ocurrido, presentó una denuncia sobre sus sospechas de que la muerte no había sido natural y temiendo que pudiera tratarse de un crimen. Así, puso el asunto en conocimiento del director general de Seguridad. El señor Millán de Priego, a su vez, comunicó estas noticias a la Embajada inglesa, donde Evans Lefevre prestaba sus servicios. La Embajada, ayudada por la Policía española, practicó ciertas averiguaciones, que dieron por resultado la acentuación de las sospechas de que pudiera tratarse de un crimen.

Se ordenó la exhumación del cadáver y que se recogieran sus vísceras, para comprobar si se trataba de un envenenamiento o si realmente la causa de la muerte no había sido otra que el tétanos.

La princesa polaca, consternada, manifestó deseos de que se aclarase todo lo ocurrido, pagó los gastos del entierro y se ofreció a abonar los costes de la autopsia.


Interviene la Embajada

En aquel momento interviene la Embajada de Inglaterra. La policía interrogó a la princesa y esta quedó detenida.

En el Juzgado, la princesa citó nombres de personas conocidas, habló de varias personas y se amparó en su abogado, hijo de un conocido aristócrata, a quien acudió cierta vez para que la amparase en la defensa de ciertos intereses relacionados con la explotación de unas minas de petróleo en México. Utilizó toda su influencia para librarse de aquello (cuando llegó por primera vez a Madrid, trajo consigo una recomendación del que fue presidente de la República francesa, muerto casualmente en aquellas mismas fechas, M. Paul Deschanel).

Entonces fue puesta en libertad.


La princesa espía

Según la embajada inglesa, la princesa estuvo procesada en Alemania por espionaje, siendo condenada a muerte. Consiguió fugarse tras utilizar sus encantos para seducir a uno de sus guardianes. Huyó a Italia, donde también fue acusada de espionaje, pero fue salvada por el conde de Colobra, con el que había establecido una gran amistad. La esposa del conde denunció a la princesa y esta fue reclamada. Sometieron a la princesa a un proceso que fue sobreseído por falta de pruebas. Fue entonces cuando volvió a Madrid.

También se sabe que la princesa es muy entendida en Medicina. La noche de la muerte de Evans estuvo en una farmacia próxima en busca de cocaína y morfina, que no le despacharon. Momentos más tarde volvió con una receta y se llevó la medicina.




Exhumación del cadáver, pruebas toxicológicas y resultados

El 7 de junio de 1922 se dio paso a la exhumación del cadáver de Evans Lefevre. La princesa estuvo presente.

Los resultados fueron decepcionantes para algunos. Los médicos forenses y el director de laboratorio dictaminaron que no existía rastro alguno de veneno. No obstante, por los análisis también se pudo comprobar que no había germen de tétano en las vísceras de Evans Lefevre.

El informe que recibió de los técnicos el Juzgado especial, que atendía el caso, decía que Lefevre no murió envenenado, ni de tétano, sino que su muerte debió ser causada por un ataque de apendicitis. ¿”Debió ser”? No suena muy concluyente ¿verdad?

Pues así es como finalizó tan misterioso asunto. La princesa renunció a las 50.000 pesetas, dado el revuelo que se había formado con todo aquel asunto. Meses más tarde se trasladó a Chile en un barco italiano, rodeada de todo tipo de lujos y portando valiosas joyas. Algo llamativo, teniendo en cuenta la vida humilde que se había visto forzada a llevar hasta aquel momento.

Como aporte extra a todo este enigma, cabe decir que el inglés acababa de recibir, antes de enfermar, 4.000 pesetas de su familia. No se encontró el dinero tras su muerte.


Fuentes:

· El Progreso, diario liberal Año XV Número 4464 - 1922 junio 21

· Diario de Almería, periódico independiente de la mañana Epoca segunda Año IX Número 3010 - 1922 junio 22

· La Libertad Año IV Número 788 - 1922 junio 11

· La Correspondencia de España, diario universal de noticias Año LXXV Número 23313 - 1922 junio 14

· La Correspondencia de España, diario universal de noticias Año LXXV Número 23307 - 1922 junio 7

· La Correspondencia de España, diario universal de noticias Año LXXV Número 23298 - 1922 mayo 27

· La Correspondencia de España , diario universal de noticias Año LXXV Número 23297 - 1922 mayo 26

· La Correspondencia de España  diario universal de noticias Año LXXV Número 23299 - 1922 mayo 29

· El Debate Año XII Número 4014 - 1922 mayo 29

· Correo de la mañana Año IX Número 2614 - 1922 mayo 28



jueves, 6 de agosto de 2015

Ley del Talión: Ojo por ojo, diente por diente

Leyes del Código de Hammurabi inscritas en la estela hallada en Susa | Museo del Louvre.

Todo el mundo ha oído alguna vez aquello de “ojo por ojo, diente por diente”, especialmente aquellos que, debido a sus creencias, han leído la Biblia o escuchado sus pasajes en alguna misa o evento religioso. En el Levítico 24:20-21 encontramos aquello de:

20 Fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, así se le hará. 21 "El que mate un animal, lo restituirá, pero el que mate a un hombre, ha de morir.
La mayoría de nosotros no podemos evitar ver en ese método de castigo un tipo de justicia salvaje y poco civilizado, pero lo cierto es que surgió como una limitación al, a menudo desproporcionado, sistema de venganza que se utilizaba hasta entonces. Ese nuevo método, recíproco y más "justo", es el que conocemos como ley del Talión (latín: lex talionis).

El término “talión” proviene de la palabra latina talis o talis que significa “semejante” o “idéntico” (de ahí deriva la palabra castellana “tal”) en referencia a la proporción que deben guardar el delito y el castigo. Del mismo modo, la RAE admite el término “retaliación” como equivalente a “represalia” en países americanos.

Muchos de los ordenamientos jurídicos se han basado en la ley del talión, en especial en la Edad Antigua y en la Edad Media. Actualmente existen ordenamientos jurídicos que parcialmente incluyen la ley del talión, como la sharia, en vigor en ciertos países islámicos.

Los primeros registros normativos de la ley del Talión los encontramos en el Código de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.), grabado con caracteres cuneiformes y en lengua acadia (semita). En una estela de basalto conservada en el Museo del Louvre (París) se hallan grabadas las 282 leyes del monarca babilonio Hammurabi.


En la ley mosaica, la ley del talión aparece en Éxodo 21:23-25,3 en Levítico 24:18-204 y en Deuteronomio 19:21.5 En el judaísmo seguirá vigente este sistema hasta la época talmúdica, cuando se decidió modificar la pena por una de tipo económico. En el cristianismo pierde su fuerza a raíz del Sermón de la montaña.



Ejemplos de leyes extraídos del código de Hammurabi:

"Si un hombre golpea a otro libre en una disputa y le causa una herida, aquel hombre jurará "Aseguro que no lo golpeé adrede" y pagará el médico".

 "Si un hombre ha ejercido el bandidaje y se le encuentra, será condenado a muerte."

 "Si un hombre ha acusado a otro hombre y le ha atribuido un asesinato y éste no ha sido probado en su contra, su acusador será condenado a muerte."
 "Si un hombre ha reventado el ojo de un hombre libre, se le reventará un ojo."

 "Si revienta el ojo de un muskenu... pagará una mina de plata."

 "Si ha reventado el ojo de un esclavo de un hombre libre, pagará la mitad de su precio (del precio del esclavo)".

"Si un hombre conoce carnalmente a su hija, se desterrará a ese hombre de la ciudad."

 "Si un hombre, tras la muerte de su padre, yace con su madre, se los quemará a ambos."

 "Si un hijo ha golpeado a su padre se le cortará la mano".

 "Si un hombre quiere desheredar a su hijo y afirma ante los jueces "Quiero desheredar a mi hijo", los jueces determinarán los hechos de su caso y, si él no ha demostrado las razones de la desheredación, el padre no puede desheredar a su hijo."

 "Si una mujer odia a su marido y afirma "No harás uso carnal de mí", se determinarán los hechos de su caso en un juicio y, si se ha mantenido casta y sin falta en tanto que su marido es convicto de abandono y agravio, esa mujer no sufrirá castigo, tomará su dote (sheriktu) y marchará a la casa de su padre."


Si te parece interesante, puedes encontrar una traducción al español de este viejo código en la edición de F. Lara, Código de Hammurabi, Madrid, Editora Nacional, 1982.