viernes, 28 de mayo de 2021

Historia de la maldición del martes y viernes 13 en nuestra cultura

 


 

¿Sabías que hay Hoteles, negocios, edificios y personas que ignoran el 13 en sus cuentas? Si es una planta, numero de puerta, habitación o asignación para una simple lista de turnos, pasan directamente del 12 al 14 sin contar con el 13.

Seguro que en alguna ocasión lo has visto, puede incluso que seas uno de los que cree en la mala fortuna de este número. Sin embargo, ¿Por qué sucede esto? Unos dicen que es superstición, otros procuran evitar señalarlos en su calendario por si acaso y el resto, como ya has visto, directamente confía en su desgracia y mala suerte.

¿Qué esconde realmente el número 13 y por qué se le considera maldito? Hoy abordaremos esta tradición tan extendida y popular sobre todo en los países europeos y americanos, así como su relación especial con los días de la semana martes y viernes.

Y sí, por si no lo sabías, la superstición sigue siendo uno de los temas tabúes en pleno siglo XXI, donde la información se encuentra a un clic y muchos de los desastres que ahora mismo suceden, se relacionan directamente con aspectos como el número 13. ¿Quieres saber más? Acompáñame y deja que te sorprenda.


El número 13 posee una connotación negativa en muchas culturas

Las creencias religiosas, así como las tradiciones populares, sobre todo aquellas que son más antiguas, son las que van señalando determinados números. El 13 es uno de los favoritos a destacar negativamente en muchas religiones.

Por poner algunos ejemplos para ir entrando en materia, en la religión cristiana el 13 se relaciona con los asistentes a la última cena de Jesús, incluso se asegura que éste fue crucificado por los romanos en un viernes 13.

En la mitología vikinga también existen referencias al 13, donde Loki, un dios relacionado con el caos y la traición, hace una mención a la calamidad que conlleva el número y la poca confianza que transmitía cuando había que contar con ese número para cualquier acción.

La cábala judía asegura que 13 son los espíritus malignos, mientras que el libro del Apocalipsis incluye en su decimotercer capítulo la llegada del anticristo. Incluso el Tarot lo relaciona con la muerte.

El 13 en definitiva, es un número que ha tenido siempre una mala reputación y, tratándose de historia y religión, hablamos de tradiciones que han sido heredadas unas de las otras, como más adelante veremos con la relación de los días de la semana y el propio número en cuestión.


Viernes y martes 13, fusiones entre culturas y religiones diferentes

Un número que representa el último día con vida de Jesús y, donde también se ordenó la extinción de la Orden de los caballeros templarios en 1307, será siempre asociado con la desgracia.

Desde aquellos relatos y hasta la fecha, el viernes 13 se considera como una combinación nada recomendable en términos de buena suerte, al menos para el mundo cristiano y los más supersticiosos.

Sin embargo, es curioso como se van intercambiando los conocimientos con el paso de las épocas y civilizaciones. Las tradiciones y costumbres de una cultura se entremezclan con otras, dando lugar a variaciones y nuevas creencias. El número 13 no ha sido una excepción durante todos estos años.

Para el mundo romano, los dioses eran tan sagrados que había un día de la semana dedicado a cada uno de ellos. Marte, el dios de la guerra y señor de los conflictos, tenía el martes. Un día nada recomendable para dedicarlo a eventos o acciones en las que se esperaba algo bueno, como una boda.

La unión del martes con el número 13 procede de la fusión de las creencias romana y cristiana. De aquí la tradicional frase de: “Martes 13, ni te cases ni te embarques”, aunque con el paso de los años ha ido modificándose e incluso eliminando el número 13 en algunas ocasiones.


Triscaidecafobia, una palabra para determinar la fobia al número 13

Lo curioso es que este termino existe y está en nuestro diccionario para definir precisamente la fobia que algunas personas mantienen con el número 13.

Es probable y curioso que, mientras muchos evitan utilizarlo y sufren de este problema, desconocen la mayoría de fechas y razones por las que el número 13 es considerado como algo negativo. Aunque también existen motivos para desconfiar del resto de números.

La triscaidecafobia representa el miedo irracional al número trece, un pavor total a cualquier evento o suceso en el que el 13 tenga algún tipo de participación.

Iberia, la aerolínea que todos conocemos, no tiene en sus aviones ninguna fila con el número 13. Al igual sucede con la línea italiana Alitalia o Emirates. ¿Lo sabias? Es curioso comprobar cómo se van aplicando costumbres y limitaciones por simple superstición.

Evitar el número 13 es, en muchos casos, ya una tradición más que un problema a la hora de pensar en una catástrofe. Si bien es cierto que la triscaidecafobia existe desde la Edad Media, no debemos obsesionarnos porque, si nos ponemos a analizar números, nos quedamos sin calendario ni fecha que salvar.

Y por si todavía no lo sospechabas, el pavor que genera el 13 también se ha extendido a su relación con los ya conocidos martes y viernes.

·         Parascevedecatriafobia. Aunque cueste de pronunciar, es el nombre que recibe la fobia al 13 únicamente relacionada con los viernes. Procede del término Parasceve, que hace referencia a la preparación de la pascua.

·         Trezidavomartiofobia. No nos lo ponen fácil a la hora de definir este tipo de fobias, pero con este nombre definimos el problema que muchos sufren cuando relacionamos el número 13 y los martes.

Definir fobias es un complejo sistema que engloba todos los componentes que nos hacen sudar. Si repasamos los dos términos que acabas de conocer, verás como muchas palabras te suenan.

En este caso el trece es el denominador común, aunque existen muchas otras definiciones sobre otros números, como la tetrafobia, que representa el miedo al número 4.

Y esto precisamente nos conduce directamente al descubrimiento de otros números malditos que, por si tenías dudas, muchas otras culturas y zonas del planeta han temido tanto o más como nosotros con el número 13.


En Italia el 17 está mal visto, representa a la muerte

Además de las supersticiones habituales con el 13, Italia también posee una especial animadversión irracional con el número 17, una cifra que simboliza el mal augurio.

Su origen también procede de la antigua cultura romana, ya que este número en romano se escribe XVII, donde la reorganización de sus letras permite leer “vixi” en latín.

¿Sabes que significa en esta lengua muerta? Precisamente hace referencia indirecta al sentido de la muerte, ya que vixi significa “viví”. Las supersticiones son mucho más creíbles cuando alguien intenta relacionar como sea cualquier término con un sentido.

Las tradiciones antiguas varían de las actuales por el simple hecho de la forma en la que se han ido transmitiendo con el paso de los años. Es decir, entendemos e interpretamos según nos han enseñado.


Los chinos y japoneses van mucho más allá con el número 4

La pronunciación original del número 4, “shi”, hace referencia a lo mismo que la muerte, es decir, su fobia a este número par es tan grande que Japón decidió crear una forma de leerlo alternativa para que su pronunciación fuera yon.

De la misma forma, el 42 o 43 en sus pronunciaciones respectivas, representan a la muerte también, lo que hace que muchos hospitales prescindan de contar con estos números para identificar plantas o habitaciones.

El 4 es el elemento común por una cuestión de pronunciación, pero con un importante valor adquirido por la popularidad negativa que se le ha ido atribuyendo. Lo mismo sucede con el ya conocido 13 o incluso el 666 que todos evitamos emplear.


¿Poseen realmente estos números una maldición?

Ser un amante de las curiosidades históricas, permite adoptar una postura un tanto más lógica y necesitada de datos demostrables, aunque no resulta difícil saber diferenciar qué es racional de lo que no, en estos casos concretamente.

El 13 es un número que, por las circunstancias o relaciones que se le han ido atribuyendo durante siglos, ha sido temido y clasificado como de mal augurio. Pero no es más que una cifra para contabilizar, igual que el 14.

Y lo mismo sucede con el resto de números y fechas de nuestro calendario actual. Si quisiéramos encontrar relaciones para hacer malditos todos los números, ten por seguro que lo conseguiríamos.

En la India, un país de grandes tradiciones, el número que vaticina una catástrofe es el 26, ya que recientemente algunas de las desgracias que han padecido tienen relación de forma directa o indirecta con esta cifra.

Sea como fuere, los números y fechas, como el 13 que acabas de conocer, poseen tal fuerza argumental con sus relaciones y creencias, que admito que no resulta fácil vivir en el número 13 de la planta 13 en un barrio donde el código postal termina en 666.


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https://es.wikipedia.org/wiki/Triscaidecafobia

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/por-que-se-dice-que-dia-13-trae-mala-suerte_15738

https://es.wikipedia.org/wiki/Viernes_13

 

 


sábado, 15 de mayo de 2021

Agnes Waterhouse │ La primera mujer ejecutada por brujería en Inglaterra

 


Las brujas siempre han sido una de las figuras más descritas, temidas y recurridas de nuestra historia. En sus relatos se las relaciona con las artes oscuras y toda clase de desgracias a su alrededor. 

En la vida real, por mucho que ahora nos cueste entender, también ha sido así. Y es que, tal y como dice el refrán, la realidad siempre supera a la ficción.

Agnes Waterhouse tiene por desgracia el título de ser la primera mujer ejecutada por brujería en Inglaterra. Para poder conocer su triste y surrealista historia tendremos que retroceder al siglo XVI y tratar de ponernos en situación, aunque ya te advierto que los argumentos que la condujeron a su muerte son tan absurdos que resultará complejo ponernos en su piel.


Agnes Waterhouse, una mujer acusada de todo y por todos

En aquellos años, la superstición popular era mucho más creíble y determinante que en la actualidad. Si ahora necesitamos pruebas contundentes y se rebate todo, en el siglo XVI bastaba con una sospecha para arruinar la vida de alguien.

Nuestra bruja, apodada también como la Madre Waterhouse, nació en 1503 y residía en la ciudad de Hatfield Peverel, lugar donde también se encontraban las dos acusadas que la acompañaron en este juicio tan peculiar y que también vas a conocer.

Estas dos compañeras de “brujería” eran Elizabeth Francis y Joan Waterhouse que, como ya imaginarás esta última era la propia hija de nuestra protagonista. Por si fuera poco, sus relatos y confesiones contribuyeron a que Agnes terminase, literalmente hablando, perdiendo la cabeza.

No podremos avanzar en la historia si no aparece en escena el elemento común en todos los testimonios y confesiones recogidos en el juicio: el gato de la señora Francis, que posteriormente pasaría a ser propiedad de Agnes.


El gato “Satanás” que condujo a todas a la desgracia

Según se recoge en el juicio, existía un gato que convivía con la señora Elizabeth Francis, que lo había heredado de su abuela, la Madre Eve de Hatfield Peverel. Según Francis, además de haberle transferido sus conocimientos en brujería a la edad de 12 años, el felino de manchas peculiares poseía un espíritu familiar.

Después de haber convivido con el “gato maldito” durante cerca de 15 años, Francis aseguró que éste le había dicho con una voz vacía y tajante que haría lo que fuera por ella a cambio de una gota de sangre.

Elizabeth aceptó su ofrecimiento. Confesó haber asesinado a varias personas, entre ellas a Andrew Byles, un adinerado conocido con el que mantenía una relación. Tras haberse quedado embarazada de él, y éste negarse a contraer matrimonio, optó por quitarle la vida.

El gato Satanás le proporcionó los conocimientos necesarios a Francis para provocar el aborto, incluso recurrió a su supuesto poder cuando más tarde contrajo matrimonio con otro hombre y deseó que éste padeciera cojera y que muriese su hija de apenas 6 meses de vida

Este argumento es el que esgrimió la propia Francis en sus declaraciones, algo que reforzó su culpabilidad y contribuyó inexorablemente a que Agnes también perdiera su defensa, delatándola y dejándola completamente a merced del juicio popular.


Elizabeth Francis intercambió a su gato con Agnes Waterhouse por un pastel

El haber delatado a Agnes Waterhouse permitió que Francis recibiera una condena menor, aunque 3 años más tarde también terminaría siendo ejecutada.

Aseguró haber intercambiado a su gato por un pastel. La nueva propietaria Agnes, debía “ofrecerle su leche y sangre como hacía su dueña original”, la Madre Eve.

Según Waterhouse, admitió haber sacrificado a uno de sus cerdos para comprobar el supuesto poder que tenía el gato y el espíritu familiar que en él habitaba. También afirmó haber matado las aves y vacas de sus vecinos tras una fuerte discusión, pero siempre negó haber empleado la brujería para haber asesinado a nadie

Tan solo recalcó que el espíritu familiar pasó del gato a transformarse en un sapo, aunque otros afirman que fue ella misma la que se transformó en sapo. Imaginemos todos estos testimonios tomados seriamente en un juicio.

El argumento que empleó Elizabeth Francis, destacando también el espíritu maligno de Satanás y demostrando esta supuesta brujería, contribuyó en el desenlace de Agnes.

No sin la ayuda de la todavía desconocida Joan Waterhouse, la hija que también fue juzgada aunque en esta ocasión liberada tiempo después.

Joan Waterhouse, la hija vengativa que utilizó el poder de Satanás, ahora encarnado en un sapo

Su testimonio narraba cómo aprovechó un viaje de su madre para “ejercitar” a Satanás con el propósito de ver qué podía conseguir. El objetivo fue la hija de su vecina, Agnes Brown, la cual había negado alimento a Joan. 

Invocando la ayuda de Satanás, Joan testificó que el propio sapo le concedió su deseo de venganza a cambio de entregarle su alma. A lo que aceptó.

El sapo se transformó en un perro con cuernos, según relató la propia Agnes Brown de tan solo 12 años de edad. Tenía similitudes al rostro de un mono, pero contaba con una cola pequeña y una cadena alrededor de su cuello. Lo describió como el demonio.

Tras un intercambio de palabras y amenazas por parte del perro endemoniado, Agnes Brown le preguntó que quién era su “dama” a lo que el perro giró la cabeza y señaló la casa de su vecina, Agnes Waterhouse.  

Existen diferentes versiones sobre el relato de Joan, ya que en algunas fuentes se asegura que ella no empleó al espíritu familiar para vengarse en ningún momento, mientras que en otras aseguran todo lo contrario.


Un juicio que ya comenzó señalando a Agnes Waterhouse por actos de brujería

El procedimiento se llevó a cabo en 1566 en Essex, concretamente en la ciudad de Chelmsford. En él se acusaba a Agnes por haber provocado la enfermedad y posterior muerte de William Fynne.

Además, en la acusación se incluían cargos por recurrir a la brujería para causar enfermedades en la población así como provocar la muerte de ganado y la de su propio marido. Era la forma habitual para culpar a alguien sobre la desgracia del vecino, señalando con el dedo y levantando toda clase de sospechas.

Los testimonios que ya conocemos, tanto de su hija como de Elizabeth Francis, coincidieron en la presunta posesión de un espíritu maldito que se iba encarnando en diferentes animales. Lo que en aquella época se traducía directamente en brujería.

Dos días más tarde de la condena en firme y la conclusión del juicio, Agnes Waterhouse sería conducida a la horca donde, momentos previos a su muerte, mostraría arrepentimiento y suplicaría el perdón de Dios.

La población respiraría tranquila al comprobar cómo la justicia, empleando todos sus recursos y lógica, había conseguido detener el mal en persona. Atrapando y ajusticiando a las mujeres que actuaban según los principios de la magia negra. La brujería se volvería en el principal objeto de denuncia.


Este suceso sentó las bases de lo que posteriormente se convertiría en una caza de brujas

Si bien es cierto que en las películas se pone más énfasis en lo visual que en destacar la verdadera realidad de la época, el juicio contra Agnes Waterhouse supuso un antes y un después en Inglaterra.

De aquí surgieron infinidad de panfletos y movimientos que motivaron a la población a sospechar incluso de sus propios familiares. 

Cualquier acto inusual se consideraba brujería, permitiendo que cualquier mujer pudiera acabar ahorcada o quemada. 

Los testimonios que se recogen de aquellos años solo reflejan una parte de la historia, porque como en todas las sentencias y acusaciones, por populosas que fueran, había argumentos tan surrealistas como el que acabas de conocer con la señora Waterhouse. 

Y sin embargo, terminaban en condena y arrepintiéndose de algo que no habían hecho. Pero nos encontramos en pleno siglo XVI y por fortuna, en acabar esta lectura volveremos rápidamente al siglo XXI.


La brujería supuso un grave problema en la Inglaterra de Enrique VIII

Aunque la iglesia inglesa de aquella época era anglicana, la brujería estaba completamente prohibida, como en España.

Para el Rey Enrique VIII fue un tema de vital importancia, ya que la población se encontraba completamente sumida en el terror que llegaba de relatos e historias sin fundamento ni un ápice de veracidad, pero poderosamente aterradoras.

Ana Bolena fue decapitada en 1536 por adulterio y traición al rey, aunque no profundizaremos en ello, posteriormente fue declarada mártir al demostrarse su total inocencia. Sin embargo, en aquella época el motivo de que la decapitasen también estaba plagado de sospechas por brujería.

Con cualquier otra historia, dejaríamos para el final como dato curioso que años más tarde, en 1579 se publicaría un panfleto donde se demostraba que Agnes Waterhouse y Elizabeth Francis eran hermanas

Sin embargo, la historia al completo merece, como poco, calificarla de curiosa e inusual. Aunque no nos olvidemos de que Agnes Waterhouse fue la primera mujer acusada por brujería, tristemente le seguirían miles durante los años posteriores.

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https://es.wikipedia.org/wiki/Agnes_Waterhouse


jueves, 6 de mayo de 2021

Arthur Conan Doyle, de las páginas de Sherlock Holmes a resolver un crimen real


 

Si hay algo en lo que todos estaremos de acuerdo es que Sherlock Holmes es el detective más famoso y resolutivo de todos los tiempos. Cierto es que el relato de este personaje ficticio difícilmente se podría equiparar a la vida real, pero el caso que hoy conocerás no dista mucho de los casos que investigaba.

Un asesinato, un sospechoso y un veredicto. A simple vista, son los elementos clave para que tengamos un juicio justo. Sin embargo, no es lo que le sucedería a Oscar Slater, un hombre que fue señalado y condenado por la justicia en un proceso opaco y falto de pruebas sustanciales.


Quién fue Oscar Slater

Oscar Slater, cuyo nombre real era Oskar Josef Leschziner, era alemán de nacimiento y de origen judío. Como podemos imaginar, a comienzos del siglo XX ser judío no era precisamente un camino de rosas, ya que los nacionalismos y el antisemitismo se acrecentaban con cada año que pasaba.

Slater nació en 1872 en Opole, Alta Silesia (Alemania), aunque no tardaría mucho en mudarse a Londres, ya que corría el año 1893 y se asegura que los motivos que lo empujaron al cambio de residencia y país fueron ni más ni menos que esquivar el ingreso en el servicio militar.

Sea como fuere, nuestro protagonista no era precisamente una de esas personas que conviene tener cerca, ya que la mayoría de versiones coinciden en su actividad como corredor de apuestas, ilegal por aquellos tiempos. El propio Doyle lo calificó como “Un hombre de mala reputación”.

Incluso empleó diferentes alias, como Anderson, para ocultar su verdadero nombre y aparentar diferentes roles en la sociedad del momento. En 1899 se mudó a Edimburgo, mientras que en 1901 terminó fijando su residencia en Glasgow.


Un dandy bien vestido que aseguraba ser dentista y vendedor de piedras preciosas

Nuestro protagonista ofrecía un aspecto impoluto aunque la realidad de sus acciones y fechorías lo llevarían ante la justicia en más de una ocasión. Aunque terminaría siendo absuelto.

A comienzos del siglo XX, Slater todavía respondía al alias de Anderson, aunque no tardaría en cambiarse oficialmente por Oscar Slater tras haber decidido cambiar su fortuna cruzando el charco y hacer vida en Nueva York.

Sin embargo, su estancia en el país de las oportunidades sería breve, apenas transcurridos unos días desde su llegada, recibió noticias que le señalaban directamente como el culpable de un asesinato cometido en Glasgow.

Y es precisamente aquí donde empieza el calvario de un hombre que, a pesar de no contar con una trayectoria envidiable ni mucho menos honrada, se convertiría en uno de los cabeza de turcos más famosos de la época.


Marion Gilchrist, la adinerada solterona octogenaria

A finales de 1908, Marion Gilchrist fue brutalmente asesinada en su casa y, a pesar de que entre sus posesiones se hallaban intactas sus joyas, valoradas en más de 300.000 euros actuales, apenas se echaba en falta un pequeño broche de diamantes.

La anciana vivía con su empleada del hogar, Helen Lambie, la cual salió de la vivienda durante 10 minutos para ir a comprar el periódico de la tarde. Momento que aprovechó el asesino para acceder a la vivienda y perpetrar el crimen.

Arthur Adams, que era el vecino de la planta inferior, fue alertado de golpes bruscos en casa de su vecina lo que le motivó a subir para comprobar que todo estaba en orden. Tras varios intentos por recibir alguna respuesta del interior, Lambie llegaba también de nuevo con el diario en la mano.

La sorpresa de ambos fue que al abrir la puerta de la casa salió tranquilamente un hombre bien vestido sin mediar palabra. Suceso que, por extraño que pareciera, dedujeron que se trataba de una visita de cortesía a Gilchrist.




Un brutal asesinato perpetrado de forma rápida aunque poco silenciosa

Tras haber comprobado la cocina y la habitación principal, Lambie alertó a Adams para que acudiera rápidamente al salón, donde se encontraba Gilchrist tendida en el suelo y cubierta con una alfombra.

El rostro de la mujer estaba completamente destrozado por los brutales golpes que había recibido y, aunque todavía mantenía un hilo de vida, la mujer terminó por fallecer minutos después sin poder articular palabra.

La escena del crimen mostraba un interés desmedido del asesino por rebuscar entre los papeles personales de Gilchrist, así se demostró al comprobar que una caja con documentos en la habitación de invitados había sido forzada.

Slater por aquél entonces vivía relativamente cerca de Gilchrist, mientras que su condición de extranjero y un par de detalles que vas a conocer líneas más abajo, lo convirtieron directamente en el sospechoso principal.


¿Quién sería el asesino de semejante atrocidad? Las miradas comenzaron a apuntar al rastro del broche

Y es que, las casualidades de la vida habían provocado que Slater hubiera emprendido rumbo a Nueva York apenas 5 días después de haberse cometido el asesinato.

Mientras que por otra parte, se había identificado a un hombre llamado “Anderson” que intentó vender un recibo de empeño de un broche.

Con estos dos datos las probabilidades de haber cometido semejante barbarie podrían ser merecedoras de sospechar de Slater, un extranjero de dudosa reputación que vivía en la zona.

Pero lo cierto es que ni el broche empeñado se parecía al robado ni la propia policía quiso reflejar en sus informes que dicho empeño había sido realizado varios días antes del asesinato y que éste era suyo.


Inconsistencias en las teorías de la policía y un juicio plagado de dudas

Lo cierto es que las autoridades lo sorprendieron nada más desembarcar en Nueva York dada su identidad falsa, pero su intención de lavar su nombre y aclarar la confusión nada más ser conocedor de la noticia provocaron que fuera detenido y llevado a juicio.

A pesar de que numerosos testigos aseguraron ubicar a Slater en otro lugar el día del asesinato en incluso que el broche empeñado no correspondía con el robado, nuestro protagonista terminaría siendo condenado a la pena de muerte por asesinato el 27 de mayo de 1907.

Otros contactos incluso aseguraron que Slater les había comunicado su intención de marcharse a Nueva York mucho antes de hacerlo, pero estos argumentos tampoco sirvieron para que esta vez esquivara un veredicto que le cambiaría la vida para siempre.

En aquellos años, la llamada antropología criminal, tenía más peso incluso que los testimonios arriba reflejados. Unos ojos furtivos o una peculiar forma de la nariz eran motivos más que suficientes como para verificar que esa persona era capaz de haber cometido un delito de tal calibre.


Fue tan sonada la injusticia que una parte de la sociedad logró llamar la atención del juez

Aunque la policía y el propio juez estaban convencidos de su participación en el crimen, una parte de la sociedad clamó contra la resolución, tildada de injusta.

Su abogado, Ewing Speirs, logró reunir más de 20.000 firmas para esquivar la pena de muerte y conmutarla con la cadena perpetua ante la falta de pruebas claras y concisas.

Y así fue, a falta de 2 días para terminar con su vida, la pena fue revisada y modificada. Su destino sería vivir el resto de su vida entre rejas realizando trabajos forzados.

La repercusión del juicio y el propio asesinato removió a la sociedad, por lo que no fueron pocas las figuras importantes que decidieron interesarse por el caso de Slater, entre los que estaría Arthur Conan Doyle.

 

El famoso “Método Holmes” fue aplicado para ayudar a resolver el caso

Doyle, ya se había interesado por los extraños sucesos y conjeturas que todavía sostenían el veredicto de cadena perpetua, pero no fue hasta 1912 cuando decidió emplear sus técnicas y conocimientos para enfrentarse a todos y cada uno de los motivos que seguían manteniendo a Slater en la penitenciaria de Peterhead, conocida por su dureza como el “Gulag de Escocia”.

Siguió sus pasos, indagó en el pasado de Oscar y desmontó todas las teorías que lo convertían en culpable. Desde la razón que lo empujó a irse a Nueva York hasta el martillo que asociaban a Slater con el que supuestamente se había cometido el crimen.

Y es que, ni el martillo era lo suficientemente grande como para destrozar a la pobre viuda, ni el la marcha a Nueva York era para huir de la policía bajo un nombre falso, sino que Slater lo hizo para escapar con su amante.

Además, Doyle también destacó la voluntad de volver a Escocia del acusado nada más conocer su señalamiento, razón de peso para dudar de su culpabilidad.

La víctima no presentaba signos de forcejeo, por lo que se intuía que el asesino real conocía a la señora Gilchrist. Eso por no recordar que el broche robado no era el mismo que el que pretendía vender Slater.

Sin embargo, ninguno de estos razonamientos y procesos que Doyle llevó a cabo fueron escuchados por la justicia. Incluso publicó toda la información asegurando que se trataba de un error total.


Años de trabajos forzados y diversos intentos para reabrir el caso

No solo fue Sir Arthur Conan Doyle el abanderado de la causa, otros personajes como el policía y detective Thomson Trench también se preocupó por tratar de esclarecer toda la información que, parece ser, nadie quería escuchar.

Trench terminaría siendo destituido y expulsado de la propia policía tras asegurar que sus propios compañeros habían cometido irregularidades, así como de ocultar pruebas que hubieran salvado a Slater.

Lo triste para este detective fue que, aun estando expulsado del cuerpo, fallecería antes de poder ver que su contribución al caso terminaría arrojando resultados. Pues Oscar Slater seguiría preso durante varios años más.

Todas estas pruebas nuevas, argumentos demoledores y personajes relevantes no hicieron más que mover a la sociedad para suplicar el perdón de Slater, cosa que no sucedería ni aun aportando Doyle que el verdadero arma homicida fue una silla ensangrentada que el mismo médico forense recalcó durante la investigación.


Helen Lambie, señaló a otro culpable antes de Slater

En 1914 se retomó el interés por el caso, ya que se encontraron nuevas pruebas y testigos que asegurarían que el condenado no se encontraba aquel día en la escena del crimen.

Además, la trabajadora de la señora Gilchrist, Helen Lambie, afirmó haber señalado a otro culpable antes que poner todas las miradas en Oscar Slater. No obstante y, sin sentido alguno, la policía también obvió este detalle en la investigación inicial.

Trench ya había dejado caer la posibilidad de que el verdadero culpable fuera uno de los familiares de la señora Gilchrist, su sobrino. Sin embargo, la policía siguió acordando que esta información no tenía validez. A su muerte, la viuda de Trench le hizo llegar a Doyle el informe inicial donde se reunía toda la investigación del detective.


1925, un mensaje oculto en una dentadura para Conan Doyle

En 1925 fue liberado un preso que tenía relación directa con Oscar Slater, que seguía realizando trabajos forzados en Peterhead.

Dentro de su dentadura postiza había un pequeño mensaje oculto en el que la desesperación de Slater por recibir la ayuda de Doyle terminaría siendo el punto de inflexión que le daría esperanza.

Este mensaje secreto, junto con el informe enviado a Doyle por parte de la viuda de Trench en 1919, hicieron que Doyle se rearmase de pruebas e interés por conseguir resolver el caso y sacar a un pobre inocente que llevaba lustros encerrado.

Doyle asumió el caso. Utilizó su propio dinero e influencia para retomar el contacto con políticos y demás cargos que le permitieran reabrir la causa.

El 8 de noviembre de 1927, se conseguía demostrar que fue la propia fiscalía quién había ordenado a la policía señalar a Slater, obviando pruebas y escondiendo toda duda que señalase a cualquier otro individuo.

"Oscar Slater ha completado más de 18 años y medio de su cadena perpetua, y me siento justificado al decidir autorizar su liberación en licencia tan pronto como sea posible hacer los arreglos adecuados".

Estas fueron las declaraciones del Secretario de Estado de Escocia, suficientes como para permitir que Slater recuperase su libertad tras casi 20 años pagando por un crimen que no había cometido.

Oscar Slater fue compensado con 7.000 dólares que, a día de hoy, serían aproximadamente 100.000. Sin la ayuda de Doyle, Slater no habría conseguido lo que le correspondía por derecho; un juicio justo y su absolución.


El asesino nunca fue encontrado y la relación Slater-Doyle no terminó bien

Por si fuera poco, el broche final de esta historia lo centraremos en la relación que mantuvieron nada más salir Slater y Conan Doyle, la cual no llegó a buen puerto ya que el autor de Sherlock Holmes pretendía cobrarle los servicios prestados al recientemente liberado.

Slater aseguró que no pagaría nada porque había sido condenado injustamente por un crimen que no había cometido. Este acto hizo que Doyle afirmara que era un hombre “poco honorable”.

El culpable nunca fue descubierto, aunque dada la información y turbiedad del caso, es probable que fuera el sobrino. Aunque nunca se retomó la investigación.

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https://historia.nationalgeographic.com.es/a/crimen-resuelto-por-arthur-conan-doyle_16116

https://www.bbc.com/mundo/noticias-44792281

https://en.wikipedia.org/wiki/Oscar_Slater

 

 


sábado, 1 de mayo de 2021

Alexander Selkirk, la inspiración de Robinson Crusoe


 

Una isla desierta, años de soledad e ingenio para alimentarse y mantenerse a salvo de las inclemencias del tiempo. Seguro que estas palabras te suenan, es más, estoy prácticamente convencido de que estás pensando en Robinson Crusoe, el náufrago inglés que pasó media vida sobreviviendo en una isla alejada de la civilización.

Sin embargo, la historia que vas a conocer hoy será un tanto diferente, ya que hablamos de la que para muchos se la considera como la inspiración que sirvió al escritor Daniel Defoe para crear su novela

En este caso, nuestro protagonista fue real. Alexander Selkirk, un marino escocés que permaneció en soledad durante 4 largos años sorteando los peligros que una isla desierta y expuesta a los enemigos puede provocar.


Alexander Selkirk, corsario, rebelde y experto marinero

Nuestro personaje nació en un pequeño pueblo de la costa del mar del Norte, en Lower Largo, una localidad portuaria de la región de Fife, en Escocia. Nos situamos en 1676, uno de los siglos más agitados e interesantes para los amantes de la historia.

No se sabe mucho acerca de sus primeros años, pero se le atribuye una conducta un tanto rebelde. Tanto fue así que hay quién asegura que fue acusado de conducta inmoral y esta fue la razón por la que se hizo a la mar.

El séptimo hijo de un humilde zapatero sirvió como pirata en más de un barco corsario. Aventuras y experiencia que le condujeron a navegar por el Pacífico, una zona con una gran actividad bélica y comercial, ya que no olvidemos que nos encontramos en plena guerra de Sucesión española.


1703, el año en el que Selkirk se unió a la nave Cinque Ports

El capitán William Dampier comandaba la expedición, mientras que nuestro querido Selkirk hacía funciones de corsario y bucanero en la nave Cinque Ports bajo el mando del capitán Thomas Stradling.

Por aquellos años era habitual tratar de huir de los buques de guerra enemigos, como los españoles. Pero también era frecuente saquear puertos y barcos de mercancías con escasa vigilancia.

Selkirk participó en el saqueo al puerto panameño de Santa María, suceso que les provocó desviar su nave para fondear en una isla llamada Más a Tierra, en el archipiélago de Juan Fernández.


Las desavenencias con el capitán condujeron a Selkirk a quedarse en tierra

Según la versión de nuestro protagonista, la nave necesitaba reparaciones urgentes para poder emprender de nuevo el viaje y unirse a la expedición de Dampier

El capitán Thomas Stradling negaba rotundamente esta necesidad, ya que estaba convencido de que el barco se encontraba apto para reanudar el trayecto. 

Tal fue la cabezonería de ambos, que Alexander Selkirk terminó por quedarse en tierra firme. Aunque no sería la mejor decisión a no ser que éste tuviera razones más que suficientes como para asegurar la inviabilidad del barco.

Algunos historiadores afirman que fue decisión propia de Selkirk, mientras que otros aseguran que esta acción fue un castigo directo del capitán por contradecirle.

Una isla completamente desierta, provisiones para pocos días, un cuchillo, un hacha, una Biblia y un poco de munición. 

Estos fueron los artículos que le dejó la tripulación que no titubeó en abandonar a su marino completamente a merced de la isla a finales de 1704, tiempos en los que había más tránsito y peligros en el mar que en la propia tierra firme.

 

4 años en completa soledad, donde Selkirk aprendió a sobrevivir

A menudo pensamos que sería buena idea irnos a vivir a una isla desierta para evadirnos de los problemas que nos persiguen día tras día. Sin embargo, ten por seguro que no duraríamos más de unas semanas.

Selkirk construyó dos cabañas, aprendió a cazar y hacerse sus propias prendas de vestir con las pieles que recogía.

Además, bebía leche de las cabras que habitaban el interior de la isla, mientras que la carne y el pescado pasaron a ser prácticamente sus dos fuentes de alimento principales.

Robinson Crusoe pasó 28 años en una isla, acompañado de su amigo indígena y formando parte de la ficción del imaginario de un Daniel Defoe probablemente inspirado en la historia real de nuestro protagonista escocés.

Uno de los mayores peligros a los que se enfrentaba Selkirk no era la fauna de la isla, ni las condiciones climatológicas, sino los visitantes que la isla recibía de vez en cuando.

Hablamos de buques españoles y demás enemigos, los cuales fondeaban cerca de la isla y hacían que Selkirk tuviera que ocultarse si no quería ser apresado. En una ocasión fue descubierto, pero su habilidad por ocultarse en el interior de la isla impidió su cautiverio.

De haberlo identificado los españoles, Alexander Selkirk habría sido arrestado y condenado a muerte por sus días como corsario escocés.


Rescate y reencuentro con un viejo conocido

El 2 de febrero de 1709 y, después de observar que las dos fragatas que se aproximaban a la isla no eran de bandera enemiga, Selkirk identificó a un viejo conocido; el capitán William Dampier.

Es curiosa la historia que nos narra la primera impresión que obtuvieron al comprobar cómo, una vez atracados en el archipiélago, se acercaba desde lo lejos un hombre ataviado de pieles de cabra y cuyas gesticulaciones resultaban peculiares y difíciles de entender.

Selkirk terminó por presentarse y puso fin a sus cuatro años de soledad absoluta. Mientras que la tripulación, incluido el propio Dampier, le informaban que su vieja nave Cinque Ports terminó naufragando.

Los pocos que sobrevivieron al desastre, ya advertido en su día por Selkirk, terminaron siendo apresados por los españoles. El capitán Stradling formaba parte de ese grupo.


Recuperó su vida anterior, se casó y siguió dando guerra a la Armada española

Después de su rescate y regreso al Reino Unido, Selkirk contrajo matrimonio con una mujer viuda, aunque no duraría mucho su estadía en la ciudad, ya que en 1717 se embarcaría de nuevo para seguir haciendo lo que más le gustaba.

Selkirk recuperó por voluntad propia su viejo oficio de corsario, esta vez bajo las órdenes de Woodes Rogers, el corsario inglés que formaba parte de la expedición que lo rescató y que curiosamente terminaría como el primer gobernador real de las Bahamas.

En sus múltiples fechorías, una de las que más eco tiene fue el robo de joyas y oro en Guayaquil (Ecuador), donde aprovecharon el sitio de la ciudad para desvalijar a toda mujer adinerada que trataba de escapar.

También fue un participante más en la captura del galeón español Nuestra Señora de la Encarnación y Desengaño, un buque que fue renombrado como “Bachelor” y donde ocupó el puesto de maestro de navegación.

1721 fue el año en el que nuestro náufrago Selkirk terminaría muriendo, probablemente a causa de una fiebre amarilla. Obviamente, lo hizo a bordo de un buque de la Armada, aunque en esta ocasión luchaba contra la piratería a bordo del HMS Weymouth.

Sus restos, como era tradición por aquellos siglos, descansan en el fondo del mar en algún punto de la costa occidental africana.


¿Fue realmente Selkirk la inspiración de Defoe para su Robinson Crusoe?

La publicación de la novela de Daniel Defoe La vida y las sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe fue incluso antes del fallecimiento de nuestro corsario escocés, aunque ya se conocía su historia y rescate.

Las historias, aunque tengan una base similar, difieren mucho en cuanto a ubicación y duración en solitario, por no mencionar otros muchos aspectos. Eso por no hablar de que Selkirk se quedó en la isla por voluntad propia, mientras que Crusoe fue un náufrago.

¿Pudo haberse inspirado Defoe en Selkirk? Tenemos opiniones para todos los gustos, donde no hay un consenso ni tan siquiera entre los historiadores.

Ambos coincidieron en la misma época, los naufragios y desastres en el mar estaban a la orden del día. Puede que Defoe recibiera noticias sobre el aislamiento de Selkirk, incluso puede que algunos detalles de la novela se refieran a él.

Sin embargo, nunca lo sabremos. Tendremos que dejar que nuestra imaginación ubique a ambos personajes y nos haga deleitar con sendas historias dignas de recordar. Bien sea en las novelas o en los libros de historia.

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