Una isla desierta, años de soledad e ingenio para alimentarse y mantenerse a salvo de las inclemencias del tiempo. Seguro que estas palabras te suenan, es más, estoy prácticamente convencido de que estás pensando en Robinson Crusoe, el náufrago inglés que pasó media vida sobreviviendo en una isla alejada de la civilización.
Sin embargo, la historia que vas a conocer hoy será un tanto diferente, ya que hablamos de la que para muchos se la considera como la inspiración que sirvió al escritor Daniel Defoe para crear su novela.
En este caso, nuestro protagonista fue real. Alexander Selkirk, un marino escocés que permaneció en soledad durante 4 largos años sorteando los peligros que una isla desierta y expuesta a los enemigos puede provocar.
Alexander Selkirk, corsario, rebelde y experto marinero
Nuestro personaje nació en un pequeño pueblo de la costa del mar del Norte, en Lower Largo, una localidad portuaria de la región de Fife, en Escocia. Nos situamos en 1676, uno de los siglos más agitados e interesantes para los amantes de la historia.
No se sabe mucho acerca de sus primeros años, pero se le atribuye una conducta un tanto rebelde. Tanto fue así que hay quién asegura que fue acusado de conducta inmoral y esta fue la razón por la que se hizo a la mar.
El séptimo hijo de un humilde zapatero sirvió como pirata en más de un barco corsario. Aventuras y experiencia que le condujeron a navegar por el Pacífico, una zona con una gran actividad bélica y comercial, ya que no olvidemos que nos encontramos en plena guerra de Sucesión española.
1703, el año en el que Selkirk se unió a la nave Cinque Ports
El capitán William Dampier comandaba la expedición, mientras que nuestro querido Selkirk hacía funciones de corsario y bucanero en la nave Cinque Ports bajo el mando del capitán Thomas Stradling.
Por aquellos años era habitual tratar de huir de los buques de guerra enemigos, como los españoles. Pero también era frecuente saquear puertos y barcos de mercancías con escasa vigilancia.
Selkirk participó en el saqueo al puerto panameño de Santa María, suceso que les provocó desviar su nave para fondear en una isla llamada Más a Tierra, en el archipiélago de Juan Fernández.
Las desavenencias con el capitán condujeron a Selkirk a quedarse en tierra
Según la versión de nuestro protagonista, la nave necesitaba reparaciones urgentes para poder emprender de nuevo el viaje y unirse a la expedición de Dampier.
El capitán Thomas Stradling negaba rotundamente esta necesidad, ya que estaba convencido de que el barco se encontraba apto para reanudar el trayecto.
Tal fue la cabezonería de ambos, que Alexander Selkirk terminó por quedarse en tierra firme. Aunque no sería la mejor decisión a no ser que éste tuviera razones más que suficientes como para asegurar la inviabilidad del barco.
Algunos historiadores afirman que fue decisión propia de Selkirk, mientras que otros aseguran que esta acción fue un castigo directo del capitán por contradecirle.
Una isla completamente desierta, provisiones para pocos días, un cuchillo, un hacha, una Biblia y un poco de munición.
Estos fueron los artículos que le dejó la tripulación que no titubeó en abandonar a su marino completamente a merced de la isla a finales de 1704, tiempos en los que había más tránsito y peligros en el mar que en la propia tierra firme.
4 años en completa soledad, donde Selkirk aprendió a sobrevivir
A menudo pensamos que sería buena idea irnos a vivir a una isla desierta para evadirnos de los problemas que nos persiguen día tras día. Sin embargo, ten por seguro que no duraríamos más de unas semanas.
Selkirk construyó dos cabañas, aprendió a cazar y hacerse sus propias prendas de vestir con las pieles que recogía.
Además, bebía leche de las cabras que habitaban el interior de la isla, mientras que la carne y el pescado pasaron a ser prácticamente sus dos fuentes de alimento principales.
Robinson Crusoe pasó 28 años en una isla, acompañado de su amigo indígena y formando parte de la ficción del imaginario de un Daniel Defoe probablemente inspirado en la historia real de nuestro protagonista escocés.
Uno de los mayores peligros a los que se enfrentaba Selkirk no era la fauna de la isla, ni las condiciones climatológicas, sino los visitantes que la isla recibía de vez en cuando.
Hablamos de buques españoles y demás enemigos, los cuales fondeaban cerca de la isla y hacían que Selkirk tuviera que ocultarse si no quería ser apresado. En una ocasión fue descubierto, pero su habilidad por ocultarse en el interior de la isla impidió su cautiverio.
De haberlo identificado los españoles, Alexander Selkirk habría sido arrestado y condenado a muerte por sus días como corsario escocés.
Rescate y reencuentro con un viejo conocido
El 2 de febrero de 1709 y, después de observar que las dos fragatas que se aproximaban a la isla no eran de bandera enemiga, Selkirk identificó a un viejo conocido; el capitán William Dampier.
Es curiosa la historia que nos narra la primera impresión que obtuvieron al comprobar cómo, una vez atracados en el archipiélago, se acercaba desde lo lejos un hombre ataviado de pieles de cabra y cuyas gesticulaciones resultaban peculiares y difíciles de entender.
Selkirk terminó por presentarse y puso fin a sus cuatro años de soledad absoluta. Mientras que la tripulación, incluido el propio Dampier, le informaban que su vieja nave Cinque Ports terminó naufragando.
Los pocos que sobrevivieron al desastre, ya advertido en su día por Selkirk, terminaron siendo apresados por los españoles. El capitán Stradling formaba parte de ese grupo.
Recuperó su vida anterior, se casó y siguió dando guerra a la Armada española
Después de su rescate y regreso al Reino Unido, Selkirk contrajo matrimonio con una mujer viuda, aunque no duraría mucho su estadía en la ciudad, ya que en 1717 se embarcaría de nuevo para seguir haciendo lo que más le gustaba.
Selkirk recuperó por voluntad propia su viejo oficio de corsario, esta vez bajo las órdenes de Woodes Rogers, el corsario inglés que formaba parte de la expedición que lo rescató y que curiosamente terminaría como el primer gobernador real de las Bahamas.
En sus múltiples fechorías, una de las que más eco tiene fue el robo de joyas y oro en Guayaquil (Ecuador), donde aprovecharon el sitio de la ciudad para desvalijar a toda mujer adinerada que trataba de escapar.
También fue un participante más en la captura del galeón español Nuestra Señora de la Encarnación y Desengaño, un buque que fue renombrado como “Bachelor” y donde ocupó el puesto de maestro de navegación.
1721 fue el año en el que nuestro náufrago Selkirk terminaría muriendo, probablemente a causa de una fiebre amarilla. Obviamente, lo hizo a bordo de un buque de la Armada, aunque en esta ocasión luchaba contra la piratería a bordo del HMS Weymouth.
Sus restos, como era tradición por aquellos siglos, descansan en el fondo del mar en algún punto de la costa occidental africana.
¿Fue realmente Selkirk la inspiración de Defoe para su Robinson Crusoe?
La publicación de la novela de Daniel Defoe La vida y las sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe fue incluso antes del fallecimiento de nuestro corsario escocés, aunque ya se conocía su historia y rescate.
Las historias, aunque tengan una base similar, difieren mucho en cuanto a ubicación y duración en solitario, por no mencionar otros muchos aspectos. Eso por no hablar de que Selkirk se quedó en la isla por voluntad propia, mientras que Crusoe fue un náufrago.
¿Pudo haberse inspirado Defoe en Selkirk? Tenemos opiniones para todos los gustos, donde no hay un consenso ni tan siquiera entre los historiadores.
Ambos coincidieron en la misma época, los naufragios y desastres en el mar estaban a la orden del día. Puede que Defoe recibiera noticias sobre el aislamiento de Selkirk, incluso puede que algunos detalles de la novela se refieran a él.
Sin embargo, nunca lo sabremos. Tendremos que dejar que nuestra imaginación ubique a ambos personajes y nos haga deleitar con sendas historias dignas de recordar. Bien sea en las novelas o en los libros de historia.
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