El Index librorum prohibitorum (Índice de libros prohibidos), era una
lista de libros que la Iglesia católica catalogó como perjudiciales para la fe.
En un principio se prohibía toda obra escrita por Martín Lutero, y las que
mostraran semejanza a ellas. También incluía una lista de tipógrafos o
impresores a los que creían preciso vetar por haber reproducido obras prohibidas.
El Índex fue promulgado por primera vez el
24 de marzo de 1564, por el papa Pío IV y a petición del Concilio de Trento. Llegó
a superar las cuarenta ediciones, siendo la última edición la de 1948. Con
anterioridad, el papa Paulo IV había promulgado el Index
librorum prohibitorum de la Inquisición romana. El de 1564 abarcaba a toda la Cristiandad católica.
El índice incluía obras completas
de autores, capítulos concretos e incluso obras anónimas. Se diferenciaban tres
listas:
· Todas las obras y escritos de
un autor prohibido.
· Libros específicos de un autor
prohibido, sin prohibir el resto de su obra.
· Escritos o fragmentos específicos de un
autor.
Entre los autores cuyas obras se
prohibieron en su totalidad encontramos a: Martín Lutero, Juan Calvino, Erasmo
de Rotterdam, Enrique VIII, René Descartes, Thomas Hobbes, Montesquieu o
Jean-Paul Sartre, entre muchos más. Resulta bastante paradójico que autores
como Schopenhauer, Marx o Nietzsche, ateos y críticos con la Iglesia Católica, no
figuraran en el Index, y esto es
porque se creía obvio su veto y, por lo tanto, innecesario incluirles en la
lista.
Algunas de las obras destacadas que fueron
prohibidas (sin llegar a vetar el resto de la obra del autor) son: Los miserables y Nuestra
Señora de París, de Victor Hugo; el Gran
Diccionario Universal de Pierre Athanase Larousse (hoy conocida como Enciclopedia
Larousse), algunas obras del Marqués de Sade y varias de Alexandre Dumas. Como
obra anónima prohibida, es preciso mencionar El Lazarillo de Tormes.
Miguel de Cervantes tuvo que
eliminar, de su obra Don Quijote de la
Mancha, el siguiente fragmento del capítulo XXXVI de la ‘Segunda parte’:
…las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito
ni valen nada.
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