martes, 10 de marzo de 2015

Houdini contra Argamasilla (el vidente español)



Harry Houdini, de origen judío, nació en Budapest el 24 de marzo de 1874. Su verdadero nombre era Erik Weisz. Se trasladó a Estados Unidos, junto a su familia, cuando tenía cuatro años. Trabajó desde los ocho años vendiendo periódicos. En una ocasión, su padre le llevó a ver a un mago, del que obtuvo el interés por la magia. A los nueve años formó un pequeño circo junto a sus amigos, donde actuaría por primera vez como contorsionista y trapecista con el nombre artístico de Ehrich, The Prince of the Air. El joven fue creciendo, y en sus ratos libre estudiaba magia y competía en deportes como la natación. Un día, llegó a sus manos un libro con las memorias del mago Jean Eugène Robert-Houdin, por el que sintió una gran fascinación. Erik comenzó a utilizar el apellido del mago añadiéndole una "i".

La muerte de su madre fue un duro golpe para él, así que trató de averiguar si era posible contactar con los muertos. Enseguida se percató del fraude que existía en todo ese mundo, y dedicó todos sus esfuerzos a desenmascarar a los farsantes, investigando todas sus artimañas y dando a conocer los trucos que empleaban, realizándolos el mismo y escribiendo artículos en revistas y periódicos. Eso le causó conflictos con algunos grupos de médiums, que llegaron a demandarle ante los tribunales por desprestigiarles. También le supuso un enfrentamiento con su gran amigo Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, que era un gran creyente y seguidor de todo lo paranormal.


Uno de esos personajes con poderes sobrenaturales, a los que Houdini investigó, fue Joaquín María Argamasilla de la Cerda y Elio, hijo del marqués de Santaclara. El joven español aseguraba tener visión de Rayos-X, es decir, podía ver a través de los objetos.

Su demostración estrella consistía en que un voluntario escribiese algo en una tarjeta y lo guardase dentro de una caja metálica, para que Argamasilla adivinara lo que ponía. Lo que sucede es que las cajas empleadas tenían que ser siempre las suyas, diseñadas por él mismo. Jamás aceptó la propuesta de realizar la demostración con una caja aportada por otra persona.

Houdini apostó 5.000 dólares a que podía hacer cualquier cosa que hiciese el español. Este aceptó y propuso la prueba de la tarjeta dentro de la caja. Houdini escribió algo en una tarjeta y la introdujo en la caja de metal. Sin embargo, Argamasilla solo logró “ver” tres letras. El proceso se realizó a la inversa, pero Houdini, que había descubierto la técnica de su oponente, no logró ponerla en práctica con éxito y perdió la apuesta.

Todo formaba parte de un truco. La caja diseñada por Argamasilla no se cerraba completamente, quedando una ranura que permitía ver su interior. El español siempre se colocaba de espaldas a una ventana para realizar sus demostraciones, así la luz entraba por la ranura de la caja facilitando la visión de la tarjeta. Todo esto, mientras el adivino realizaba toda una serie de movimientos propios de magos e ilusionistas, efectuados con la intención de despistar.

También tenía la facultad, el vidente español, de adivinar, o mejor dicho ver, la hora de los relojes estando cerrados. Hay que tener en cuenta que, en aquella época, se empleaban los típicos relojes de bolsillo, cuya esfera se ocultaba tras una tapa protectora. El sistema era similar al que realizaba con las cajas. Pedía al voluntario que moviera las manillas del reloj, para asegurarse de que no pudiera saber la hora que marcaba. A través de una serie de movimientos desviaba la atención del público y, abriendo mínimamente la tapa, conseguía ver las agujas del reloj.

Houdini publicó unos panfletos en Nueva York, donde explicaba el fraude del vidente español. Tal hecho provocó una gran polémica en España, donde seguidores y críticos de Argamasilla discutieron largo y tendido sobre el tema, como se puede comprobar en varios artículos de prensa de la época.

Ilustraciones de las cajas de Argamasilla, realizadas por Houdini.


Pero no solo Houdini descubrió la estafa de Argamasilla, varios intelectuales españoles también se percataron de algunas técnicas empleadas por el joven con visión de rayos x. No obstante, no le dieron mayor importancia al asunto. El Dr. J Casares Gil, profesor de análisis químico de la Facultad de Farmacia, fue uno de ellos. Le entregó a Argamasilla un reloj cerrado con un alambre, y este no logró adivinar la hora que marcaba. Sin embargo, las veces que el reloj no tuvo dicho alambre, sí que funcionaron sus poderes.

La muerte de Houdini

Tras la muerte de Houdini, su manager dio un comunicado a la prensa,  informando que el conocido ilusionista no había fallecido de muerte natural, sino a causa de un golpe recibido.

Según parece, tras haber ofrecido una sesión en la Universidad de McGill (Toronto), invitó a unos estudiantes a su domicilio. Allí, Houdini estuvo alardeando de su resistencia física. Uno de los chicos dijo: “Supongo que usted apenas sentiría un golpe en el estómago”. Houdini respondió que “muy poco”. Acto seguido, el joven le asestó al ilusionista un gran puñetazo en el estómago. El mago hizo un gesto de dolor al principio, pero enseguida se incorporó sonriendo.

La noche siguiente en Montreal, Houdini comenzó a sentir fuertes dolores estomacales debido al golpe, que acabó causándole la muerte.


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Fuentes:

· ABC - 1924 noviembre 24.

· El Día de Palencia: Defensor de los intereses de Castilla Año XXXVII Epoca 2ª Número 11634 - 1926 noviembre 5.

· El Sol. Madrid. 1925 octubre 10.

· El Sol Madrid. 1926 febrero 17.

· El Sol Madrid. 1926 febrero 23.

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