Isaac Newton nació el 4 de enero de 1643, en Woolsthorpe-by-Colsterworth,
Reino Unido. Murió el 31 de marzo de 1727, en Kensington, Londres. Fue un físico,
filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés, conocido, entre
otras cosas, por la ley de la gravitación universal y el establecimiento de las
bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Pero lo
que la mayoría de la gente desconoce es que Newton fue un alquimista.
¿Qué es la alquimia?
Según la RAE: “Conjunto de especulaciones y experiencias,
generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la
materia, que influyó en el origen de la ciencia química. Tuvo como fines
principales la búsqueda de la piedra filosofal y de la panacea universal”.
La alquimia siempre ha estado relacionada
con el hermetismo, sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en
Hermes Trimegisto, una dios grecoegipcio
y legendario alquimista. Su idea más destacada es la que nos ha llegado a
través del cine, los libros y la TV: la búsqueda de la piedra filosofal. La
piedra filosofal es una sustancia alquímica capaz de convertir los metales
bases, tales como el plomo, en oro o plata. Además, se suponía que podía ser
utilizada como elixir de la vida, para conseguir rejuvenecerse o lograr la
inmortalidad.
Newton el alquimista
La faceta alquimista de Newton es
algo que no se supo hasta mucho tiempo más tarde ya que, en aquella época, la alquimia era
totalmente ilegal. Por tal motivo, Newton
utilizó un seudónimo para firmar sus trabajos. Lo haría como Jeova Sanctus
Unus, que es un anagrama del nombre latinizado de Isaac Newton, Isaacus Neuutonus - Ieova Sanctus Unus. Se cree que Newton escribió más de un millón
doscientas mil palabras de materia alquimista, en unas 2500 páginas. Un total
de 169 libros, entre los que destacan: Theatrum
Chemicum, The Vegetation of Metals, Index Chemicus, De Natura Acidorum, Ripley
Expounded, Tabula Smaragdina y Praxis (el más importante). Escribió mucho más sobre alquimia que sobre Física. Tenía
varios libros de cabecera relacionados con la alquimia; El
libro Secreto de Arthefio, la obra de Nicolás Flamel (dedicada a la
búsqueda de la piedra filosofal) y el Theatrum
Chemicum, que era uno de las primeras obras alquímicas.
En un escrito suyo aparece una
fórmula para obtener la piedra filosofal, objetivo principal de todo alquimista.
Sin embargo, el uso de un lenguaje alegórico y hermético propio de los
alquimistas, hace que estos textos sean complicados de entender. Newton
escribe: “La acción mediadora de las
palomas de Diana que se manifiesta cuando se mezcla mercurio con el hermano de
éste, el oro filosófico del que recibirá la simiente espiritual…” (Las
palomas de Diana hacen referencia a la plata). También utiliza alegorías
alquímicas como “el león verde” para referirse al antimonio, o “el águila de
Júpiter” en relación al mercurio sublimado. Expresiones como “He hecho volar a Júpiter sobre su águila”,
estaban basadas en que, al igual que el águila devora a otras aves, el mercurio
destruye al oro.
León verde dibujado por Newton
Durante un tiempo, Newton sufrió
una crisis de funcionamiento nervioso, o una supuesta psicosis. Sus síntomas
fueron: temblor, insomnio severo, delirios de persecución, ideas paranoides,
problemas con la memoria, confusión mental, y retirada o deterioro de las
amistades personales. El problema fue debido a un envenenamiento por mercurio, cuyos
vapores habría inhalado en sus experimentos de laboratorio. En la exhumación de
su cadáver se analizó su cabello, encontrando niveles de cuatro veces el
plomo, arsénico y antimonio, y quince veces el mercurio normal en una persona.
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