domingo, 22 de febrero de 2015

El gato negro: Origen de la superstición


¿De dónde viene la superstición del gato negro? ¿Trae realmente la mala suerte? En la actualidad, el gato negro está encasillado en el cociente colectivo como un animal de mal agüero. Esta, como otras supersticiones, está aceptada por la sociedad, sin preguntarse si existe algún motivo lógico para preocuparse. Esa creencia está principalmente arraigada en Europa y el norte del continente americano, aunque se extiende a otras zonas aisladas del planeta.

Los gatos en Egipto

Pero esa creencia no siempre ha sido así. En el antiguo Egipto, el gato negro era considerado un animal sagrado. Se llegaba incluso a pensar que los dioses se reencarnaban en algunos de ellos, permitiéndoles así estar en contacto y comunicación con los humanos. El que diera muerte a un gato podía ser condenado a pagar con su propia vida. Era tal la belleza que encontraban en los felinos, que hizo que Bastet, diosa de la belleza y la fecundidad, fuera representada con cabeza de gato. Esto, unido a sus grandes dotes como cazadores de ratones, hizo que los antiguos egipcios comenzaran a domesticar a los gatos ya desde el 3.000 a.C. El fallecimiento de un gato en el hogar era motivo de duelo. Los amos se afeitaban las cejas y momificaban al animal, que acababa siendo enterrado junto ellos.

Representación de la diosa Bastet.


Entonces ¿de dónde viene nuestro desprecio hacia el pobre animal?

Hay que tener en cuenta que en la Inglaterra victoriana, los gatos negros, traían buena suerte a los recién casados y , además, las esposas de los pescadores tenían gatos negros en el hogar para garantizar el regreso de sus maridos. Los romanos consideraban a cualquier gato un animal sagrado, ya fuera negro o de color verde. En la actualidad, en Escocia, un gato negro delante de una casa trae prosperidad a la familia que la habita.

La culpa de su desprestigio la tiene, como en muchos casos, el fanatismo religioso. Los gatos, fueran de color que fueran, desarrollaban su vida en tranquilidad hasta el siglo XIII, cuando la Iglesia comenzó a asegurar que los gatos negros no eran más que un símbolo del diablo, incluso brujas transformadas para pasar inadvertidas en la sociedad. Tal fue la convicción de la Iglesia de la maldad que escondían los gatos negros, que se formaron espectáculos en los cuales se dedicaban a masacrarlos y quemarlos, como sucedía en la noche de San Juan. Acabaron eliminando a todos los gatos que pudieron, sin requisitos de color. Pero, cosas de la vida (llamémoslo “Karma”), el extermino de los gatos no trajo más que terribles consecuencias. En el siglo XIV, la peste negra causaba estragos en Europa, acabando con un tercio de la población del continente. Las ratas fueron un factor muy importante en cuanto a la propagación de la enfermedad, y ¿qué animal se encarga de mantener a raya a las ratas? ¡Exacto! El gato. Parece ser que la plaga fue tan catastrófica por culpa de la matanza de gatos.  A pesar del casi exterminio de la especie, los gatos empezaron a perder su mala fama a partir del siglo XVII, llegando a ocupar un lugar importante en el arte.



Así, pues, parece que la superstición nace de la Edad Media, cuando se extendió la creencia de que los gatos negros eran enviados del diablo o brujas; como mínimo,  traedores de desgracias. No obstante, en culturas como en la de la India, existe también la superstición hacia el gato negro como representación de la mala suerte, a pesar de que en aquel país no se realizó la caza de brujas.



1 comentario:

  1. La Iglesia, el poder, las ganas de meter miedo y un pueblo ignorante: mala combinación.

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