Empezamos a trabajar.
Para mi primera entrada en el blog (sin contar con la
presentación) he decidido hablar de uno de los más conocidos OOPArts, el mecanismo
de Anticitera.
Primero de todo, ¿qué es un OOPArt? Pues bien, esa palabra
tan extraña no es más que el acrónimo en inglés de out of place artifact (artefacto fuera de lugar). Hace
referencia a cualquier objeto, normalmente arqueológico, que se encuentra aparentemente fuera de su tiempo, desafiando la cronología de la historia
aceptada. Para los que no estéis familiarizados con el término, no os
preocupéis, lo vais a entender enseguida.
¿Qué es el mecanismo de Anticitera (Antikythera)?
Este mecanismo es una calculadora astronómica antigua,
capaz de precisar la posición y movimientos del Sol, la Luna y de algunos
planetas. Investigaciones realizadas han concluido que también calculaba las
fechas de los juegos olímpicos. Consta de 30 ruedas y engranajes de bronce
dentro de una caja de madera. Sus medidas son: 32 cm de largo por 16 cm de
ancho y 10 de alto.
¿Dónde, cuándo y por quién fue descubierto?
Al inicio del siglo XX, un recolector de esponjas marinas, buceaba al
norte de la isla de Creta (Grecia), concretamente en la isla de Antikythera. En
su inmersión descubrió un pecio hundido. Al ver figuras de cadáveres y caballos
regresó asustado a la superficie pensando que la falta de oxígeno le estaba
haciendo perder la cabeza. Lo que Elías Stadiatis (así se llamaba el pescador)
encontró fue lo que quedaba de un barco romano que transportaba piezas griegas
del siglo III a.C.
Tiempo más tarde, finalizada la recuperación de piezas del
naufragio, mientras se realizaba su clasificación, se apreció la existencia de
un extraño objeto. En las siguientes décadas se recuperaron más de 80
fragmentos del mecanismo.
Se puede contemplar en el Museo Arqueológico Nacional de
Atenas. Un servidor tubo el placer de verlo en persona hace un par de años y,
sinceramente, asombra su excelencia y perfección.
Pero vamos a lo que vamos.
¿Por qué es tan misterioso? Es sabido que los mayas también
calculaban los movimientos planetarios e incluso los eclipses. Lo llamativo y
espectacular es que estamos hablando de un mecanismo de una complejidad apabullante,
datado del siglo I a.C. (las fechas exactas varían según las fuentes). Para que
nos entendamos, no se lograría diseñar una tecnología parecida hasta el siglo
XIV de Europa. 1500 años más tarde.
En definitiva, un OOPArt en toda regla, supongo que se
entiende ahora el concepto. Un motivo para reflexionar sobre nuestros
antepasados. Quizás no eran tan “tontos” como pensamos. Es evidente que hay
conocimientos que, por unos motivos u otros, se perdieron en el tiempo.
Pensemos en la biblioteca de Alejandría, ¿cuánta sabiduría se esfumó? ¿Qué retraso
en nuestra evolución intelectual tuvo como consecuencia? Nos queda mucho por
aprender o, mejor dicho, mucho por "reaprender".
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